Total Black, la elegancia del color negro.

España en el siglo XVI era el primer imperio del mundo y, además de sus conquistas magníficas, también marcaba tendencia en cuanto a moda. En aquella época el must era lucir joyas sobre ropas oscuras, pero conseguir tintes negros era algo solo accesible para los nobles. Gracias al descubrimiento de América de Colón a parte del tabaco, la patata y alguna exquisitez más, también llegaron los tintes naturales para conseguir un color negro intenso. Pero no solo el negro dignificaba a la clase alta de la época, en Inglaterra los puritanos protestantes hicieron de este color su uniforme y por consecuencia, los ministros de la iglesia católica, convirtiéndolo en el color de la condena.

En el siglo XVI el color negro era el símbolo de la renuncia de la vanidad creando una asociación directa a la indumentaria propia de los religiosos.

La reina Victoria de Inglaterra en el siglo XIX adoptó el negro de forma permanente al fallecer su marido el rey Alberto como signo de su amor eterno. Es bien sabido que el negro es el color elegido para el luto y su explicación es de lo más supersticioso: ‘lo semejante cura lo semejante’ y por lo tanto si vestimos de negro para velar la muerte alejaremos a la muerte. La tradición marcaba que se debía vestir de luto dos años en signo de respeto. Tradición que hoy en día sigue vigente.

John Singer en 1884 revolucionó a la sociedad al presentar su obra ‘Madame X’ en la que una mujer lucía un ceñido vestido con un gran escote, además de obligarlo a retirar el cuadro, esta osadía convirtió el negro por primera vez en un color inmoral. Gracias a esta pequeña gran revolución social el color negro se convirtió en herramienta de seducción femenina.

Y por supuesto llegó Chanel y terminó de encumbrarlo como símbolo por excelencia de la elegancia y sofisticación. El negro es la elegancia sin riesgo. Partamos desde aquí para poder conectar este color con el mundo de la moda y el estilo y explicar sus asociaciones.

El color de la juventud y la contracultura.

Es curioso como un mismo color se utiliza tanto para pasar desapercibido como renuncia a la extravagancia del color, y para la sofisticación del estilo y elegancia, ya que el negro ayuda a provocar el efecto delimitativo, haciendo que quien lo viste destaque.

En diseño es el color de la exclusividad y el lujo. Todo aquello que necesite comunicar avance tecnológico o vanguardia es negro, televisores, teléfonos… la ausencia de color concentra toda la atención en la austeridad del elemento. La renuncia al color da lugar a la objetividad y la funcionalidad; las virtudes del diseño.

Existen 50 tonos de negro.

Chanel, Mango, Nike, Adidas… son algunas de las marcas que al usar el negro como color corporativo, logran un posicionamiento dentro del ámbito de la exclusividad y el lujo. Y por consecuencia, nos hacen sentir a quienes las compramos todos esos valores de elegancia y personalidad elevándonos a otro estatus social. En los objetos de lujo, la elección del negro como color permite que el lujo se evidencie por sí mismo, haciéndolo más respetable.

En la escritura, combinamos negro sobre blanco porque es lo más legible, pero la asociación es más directa al significado de lo inequívoco e incluso a la verdad. En este contexto por ejemplo, los ‘número rojos’ significan pérdida y los números escritos en negro, ganancia.

Siniestro, inquietante, elegante, sofisticado, el único color capaz de despertar una gran diversidad de sentimientos. El color que conecta según el contexto en el que aparece, ya sea sensaciones fúnebres, mágicas, sexys, poderosas o glamurosas.

‘El negro es el color que sienta bien a todos. Con el negro se está seguro’

Karl Lagerfeld.

Mari Ángeles Parrilla. Senior Art Director